jueves, 6 de enero de 2011

Notas sobre la historia de la central de Seira (5).







El cambio de la forma de vida en la Ribagorza.

"…se disponen a su recolección [de la cosecha de cereales] las mujeres y los niños, por cuanto los hombres todos salen a la tierra baja a ganar con su frente sudorosa el pan para sus esposas e hijos".


La situación económica de la época, por las continuas sequías y la perdida de cosechas, era muy mala. La economía del Altoaragón se sustentaba en el autoconsumo. Todo eran pequeños agricultores y ganaderos que malvivían con sus pequeña producción. Algunas concesiones de minas –todas ellas con nombres femeninos- se leían en los periódicos, pero casi nunca dejaron de ser más que eso y…una clara expresión del caciquismo del momento. La situación se complicaba en las zonas de montaña, allí se autoabastecían de todo y, según las palabras de un viajero de la época: Seira tenía “…riqueza en ganados, 200 en vacuno, 240 cabrío, 1210 lanar y 115 de cerda; un molino harinero capaz de 300 Kg. diarios; 13 hornos capaces para 500 Kg. diarios; una fuente ; producción, trigo, patata y judía, déficit en trigo y exceso en patata”.

Todas las zonas afectadas por alguna “gran obra” estaban a punto de realizar una transformación absoluta de sus costumbres y trabajos. Se iba a producir el abandono del patrimonio propio, por parte de los hombres, para trasladarse a trabajar a las obras y la explotación de las tierras y ganados se llevaría a cabo por las mujeres y los niños.


Huesca y la cercana Lérida gracias a la construcción de carreteras, ferrocarriles, pantanos, canales y centrales hidroeléctricas iban a aglutinar a miles de obreros venidos de todas partes de España. Los trabajadores, en grupos, se desplazaban en busca de trabajo y de unas mejores condiciones laborales. Un periódico de la época nos lo explica: " En pocos días han pasado por esta ciudad unos 200 murcianos en dirección a Capdella en busca de trabajo; daban lástima por su estado precario, tanto, que el Ayuntamiento… tuvo que socorrerles...".

Los obreros de la Catalana.

No se conoce, con exactitud, el número de obreros que pudieron trabajar en la obra de Seira, no he encontrado documentación, pero a las personas que les he preguntado siempre hablan de 2.000, aunque a mí me parecen pocos. Las cantidades son muy difíciles de conocer porque fluctuaban mucho y, lógicamente, dependían de los trabajos a realizar. En 1913 al comienzo de las obras -para hacerse una idea-, pagaban 800.000 pesetas en jornales al mes. En el verano de 1917, un corresponsal nos cuenta: “Actualmente trabajan unos 1.500 obreros, pero este número se elevará a 3.000 ó 4.000 cuando hayan terminado las faenas de recolección, que ahora están en su apogeo”.. En la Central de Capdella en Lérida, coetánea de Seira, para hacer la carretera reunieron a 3.000 personas que, en tres meses, abrieron el acceso a las obras.

Hemeroteca del Diario del Altoaragón.

El Canal de Aragón y Cataluña fue la primera gran obra del Altoaragón y allí se reunieron miles de obreros. En 1904 se iniciaron las obras del Pantano de la Peña, cerca de Ayerbe, y allí, al terminar los trabajos del canal, fueron desplazándose multitud en busca de trabajo. Mientras duraron las obras del pantano, en 1912, se iniciaron los trabajos en de Seira (S.G.F.H / Catalana de Gas ) , Capdella (Energía Eléctrica de Cataluña), Serós (Riegos y Fuerzas del Ebro) y el ferrocarril Zuera-Canfranc que complicó la estabilidad de los obreros en los tajos. Los comentarios, que corrían de boca en boca o leyendo los anuncios de la prensa, eran el reclamo para atraer a inmensos grupos que abandonaban una obra, en busca de mejores condiciones de trabajo y, por supuesto, mejor sueldo. En algunos casos tuvo que prohibir el acceso la guardia civil para evitar altercados, pues al llegar allí se encontraban con todo cubierto, y las obras no podían darles trabajo. Para evitar estos problemas, las obras empezaron a poner primas por tiempo, y enganchar a los trabajadores en los meses de verano que, los locales, empleaban para ayudar en las labores del campo. En el Pantano de la Peña, modelo de eficiencia y ejemplo de organización, tuvieron que traer canteros de Lugo.

Carpinteros de Seira. Fototeca. DPH.

En el Diario de Huesca aparece en junio de 1913 el primer anuncio, de Catalana de Gas y Electricidad, buscando “peones, carpinteros y canteros”. Como todavía no estaban terminadas las oficinas de Seira, los dirigen “a la oficina de obras de Graus” que temporalmente fue el lugar donde se organizaba todo. En esos momentos se construyen las oficinas, el chalet de Don Federico –que reside en Graus-, y los talleres e instalaciones anexas.

En Santaliestra, el carpintero le enseña a su hijo, el joven José María Aventín, las artes de su gremio, y este se sube a Seira para trabajar en las obras. En la foto podemos ver a todos los carpinteros, entre los que se encuentra José María, en una caseta de las obras junto a sus herramientas -que debían traer para trabajar- mostrándolas orgullosos. Más tarde decide aprender el oficio de ebanista en Huesca y allí se convertirá en un prestigioso profesional para, más tarde, dedicarse a la escultura.(*)


Los mineros se comenzaron a utilizar en 1916 para los casi nueve kilómetros de túnel que se debía excavar mediante compresores y dinamita. Casi todos los accidentes que se produjeron en la obra, y en otras coetáneas, fueron debidos al uso de la misma. En los periódicos de la época se buscan “mineros y peones” y más tarde “barreneros y peones”.
Pasado esta parte de los trabajos, en 1917, se buscan albañiles. Siempre, en todas las demandas, se buscan peones.

En otras obras llegaron obreros suizos, alemanes, e italianos, por la naturaleza de los accionistas probablemente, pero en Seira, siguiendo los accidentes y reseñas, la mayoría de los trabajadores eran españoles. Otros acababan en Seira por diversas circunstancias: “Ha enviado el Gobierno otra expedición de golfos, recogidos en las calles de Madrid, con la pretensión de que trabajen en las obras de Riegos del Altoaragón… muchos de ellos, ancianos e imposibilitados. Algunos de los golfos regresaron a Madrid el mismo día, y los útiles para el trabajo, en vista de los escasos jornales que se pagan en las obras de riegos, han marchado a El Run, donde les pagan más elevados jornales en las obras de la Compañía Catalana de Gas y Electricidad”.


En Seira, en 1917, aplicaron unas primas para intentar incentivar la permanencia de los obreros. Les pagaban el billete de “jornalero” desde la estación de origen a Barbastro, y el billete de autos de Barbastro a Seira y la vuelta si trabajaban 13 jornales la quincena durante tres meses. Si cumplían esas condiciones las 3,50 pesetas del jornal de un peón, se podían convertir en 4,66 pesetas.

La huelga.

En 1913 en Capdella hay una huelga, los obreros están cansados de dormir en lugares inmundos, comer mal y cobrar poco. La empresa llama a la Guardia Civil y 2.200 obreros van a la huelga. El gobernador hace de intermediario y llegan a un acuerdo. Los obreros no suponían riesgo por su conflictividad porque estaban desorganizados pero al comienzo de las obras se había aumentado la dotación del cuartel de la zona. Como todo se contaba por los obreros que circulaban entre las obras, en mayo de 1914 se declaran 300 obreros en huelga en Seira. Al anuncio se concentran las fuerzas de la guardia civil que permanecerán en la zona hasta que se soluciona el conflicto el día 21 de mayo.


Los obreros de Capdella habían mejorado mucho sus condiciones de trabajo, gracias a la huelga, pero de Seira no conocemos los motivos (**) de la misma ni el resultado de sus esfuerzos. El documento que hicieron en Capdella, tras la huelga, nos muestra los avances obtenidos, y permite conocer las condiciones de trabajo de la época.
"Cambiar la paja de los dormitorios, separar el espacio de la cocina al destinado a los dormitorios y poner, en estos últimos, ventanas" era una de las nueve cláusulas que habían obtenido.

En la época, en las obras públicas, se utilizaba la jornada “de sol a sol”, “en diciembre, desde las siete horas de la mañana, hasta las cuatro horas treinta minutos de la tarde, con treinta y cinco minutos para almorzar y una hora para comer; en junio desde las cuatro horas cuarenta y cinco minutos de la mañana, hasta las siete horas quince minutos de la tarde, con cuarenta minutos para almorzar, dos horas para comer y treinta minutos para merendar”.

Continuará.
José Antonio Cubero Guardiola


Bibliografía y notas:

(*) Lasaosa Susín, Ramón, Dos escultores ribagorzanos del siglo XX: Felipe Coscolla y José María Aventín, Graus, 2002, Lux Ripacurtiae VI, p 69-79.

Boneta i Carrera, Martí, La Vall Fosca: Els Llacs de la llum. Desenvolupament sòcio-econòmic a començaments del segle XX, Garsineu edicions, Tremp, 2003, 187p.

Las referencias a corresponsales y cifras están sacadas de diferentes hemerotecas, periódicos y publicaciones periódicas.

Este artículo se publicó en el número 6 de la revista " Els tres llugaróns ", Abi, Seira y Barbaruens, editada por las asociaciones culturales de dichos pueblos en el invierno de 2011.

(**) 20110106 Después de su publicación encontré la nota "perdida"; "Se han declarado en paro más de 300 obreros de los que trabajan en las obras de la Compañía de Gas y Electricidad del Run. Solicitan aumento de jornal. En previsión de acontecimientos se ha ordenado la concentración de fuerzas de la benemérita."

No hay comentarios:

Publicar un comentario